martes, 11 de agosto de 2009

miércoles, 5 de agosto de 2009

Aquellas noche de verano

Me viene a la memoria en estos días del verano de 2009, aquellas noches de los veranos de los años sesenta y setenta. Recuerdan ustedes aquellos cines de verano. Aquí en Sevilla había un buen número de cines de verano. No sabría decir ahora mismo cuantos, pero eran muchos, y repartidos por toda la geografía local. Había barrios que tenían mas de cuatro cines de verano. Era una delicia. Lo de menos era la película, pero es que además, solían poner buenas películas. En realidad eran los reestrenos de los estrenos habidos durante el otoño e invierno. Los había muy buenos y confortables. Otros eran muy de barrios y familiares. Todos tenían el típico ambigú, que en los anuncios previos a la película, nos invitaban a visitar. Había noches que tenias que ponerte una rebeca o chaleco, para amortiguar el relente. Sobre todo si te quedabas a la segunda. Porque había dos sesiones. Las taquillas eran unas pequeñas aberturas en una pared, a través de la cual se veía la cabeza del taquillero o taquillera. Pero resultaba una zona alegre porque solía estar muy iluminada con bombillas, para que se vieran bien las carteleras que nos anunciaban las películas que pondrían en los días venideros. Aquello, lo recordamos ahora los que entonces éramos niños y lo recordamos con cariño y nostalgia. Si íbamos con los amigos, íbamos a general, es decir a lo mas barato, y era de la mitad del local hacia la pantalla. Si la economía lo permitía íbamos a preferencia, que era de la mitad del local hacia la cabina de proyección y ambigú. Porque el ambigú casi siempre estaba ál final del cine y en muchos casos bajo la cabina de las máquinas. ¿Quien no recuerda ahora aquellas noches de cines de verano?. Estoy seguro que mas de uno daría lo que fuera por revivir una noche de aquellas. ! Y la pipas!, porque complemento indespensable para ver la película era acompañarla comiendo pipas, o altramuces, o chufas, o garbancitos de yeso, o.... una variedad de chuches que eran imprescindibles para una buena sesión de cine de vernao. Y a que nos acordamos tambien del que vendía en la puerta del cine los higos chumbos, con aquel trozo de barra de nieve que los mantenía fresquitos. Y el precio de las entradas... pues era muy razonable. Nadie decía que era caro, como decimos ahora con casi todo. Si podías ibas a preferencia y si no a general, lo importante era entrar en el cine. Y ya si la cosa estaba muy bien, te podías dar el gustazo de sentarte con la familia o con la novia en un velador del ambigú, que eso si que era todo un lujo. En fin, que rememorando aquellas noches pensamos que a pesar de los pesares, aquellos fueron buenos tiempos. Y si los recordamos con nostagia, es porque esos momentos tuvieron su encanto. Tal vez igual que ahora. Pero ahora entras en un local cerrado, climatizado y acomodas en tu butaca un vaso de refresco y un cajon de palomitas. Si, está muy bien, pero..no, no es igual. ¿Verdad que no?. CINES DE VERANO que recuerdos de noches calurosas, niñez y juventud en que pudimos disfrutar del cine, mientras mirabas las estrellas y siempre había una estrella fugaz que levantaba un ligero rumor entre los espectadores. Ah, y además podías fumar durante la proyección sin que nada, ni nadie te lo prohibiera. !!Que más podíamos pedir!!